Saturday, July 16, 2011

¡Sálvese quien pueda! ¡Llega el día del amigo!

¿Una farsa? ¿Una psicosis colectiva? ¿Una cursilería? En Mendoza el día del amigo se transforma, año a año, en una jornada rabiosa en la que todo el mundo se desespera por verse, abrazarse y demostrar amistad fiel, absoluta y eterna. ¿Cómo vivís ese día? ¿Qué te genera? En esta nota,te proponemos una mirada diferente.

¿Qué tiene que ver una milanesa con papas fritas con la Perestroika? ¿Qué tiene que ver Piñón Fijo con el Watergate? ¿Qué tiene que ver Mirtha Legrand con la energía nuclear? ¿Y “Bailando por un sueño” con el hambre en África?
Nada.
Ahora, les tiro una preguntita más: ¿Qué mier%$# tiene que ver el día que el ser humano pisó la luna con la amistad?
Nada. Categóricamente nada. ¡Absolutamente N-A-D-A!

Pero bueno…

Para el que no lo sabe

El creador de este particular día fue el argentino Enrique Ernesto Febbraro, oriundo de Lomas de Zamora. El hombre, que también fundó la Asociación Mundial para el Entendimiento, explicó que cuando alunizó el Apolo XI el 20 de julio de 1969, vio que por una vez en la vida todo el mundo estaba unido, por lo que envió mil cartas a cien países proponiendo que se nombre a este día como la jornada mundial para celebrar a la amistad. Recibió 700 respuestas. A partir de este momento, fundó el Día del Amigo.

Así que el día está, y es una obligación casi ineludible entrar en la psicosis colectiva de organizar reuniones, juntadas, tecitos, almuerzos, asados, picnics… algo.

Efectos de la juntada del día del amigo:

1- La misión de coordinar una reunión se vuelve la más difícil del mundo. Después de tres trillones de e-mails, llamadas y mensajitos de texto y Facebook, nunca lográs ponerte de acuerdo si quieren pizza o lomo, si la reunión es en casa o en un bar, y si es almuerzo o cena. Siempre alguno no va, o alguien termina enojado.

2- ¡La pérdida de tiempo! ¡El efecto seca-mente! Por más onda que le pongas, si sos “el/la” organizador/a del grupo llega un momento en el que te hartaste de conciliar, intentar buscar mil opciones para conformar a todos, poner pañitos fríos para tener una juntada en paz… y decís “¡Que se arreglen! ¡Yo no organizo más nada! ¡Este es el último año que organizo yo!”. Por supuesto, es mentira…

3- Si se deciden por la reunión casera para huir del delirio citadino que se produce ese día; tenés que armar y desarmar tu agenda para hacerle lugar a la cosa, y a veces trasladarte a lugares inhóspitos porque la que pone la casa tiene una quinta en las Lagunas de Guanacache.

4- Si al final lograste la reserva en un bar o restó de la city, tenés que bancar a los grupetes de teens maniáticas con timbre de voz mega agudo, maestras jubiladas, maestras jardineras, empleados públicos, de inmobiliarias o estudios jurídicos… todos hablando a la vez, riéndose a carcajadas, y justo en la mesa de al lado. Un horror.

5- Si se te ocurrió reunirte cerca de la Arístides, la Emilio Civit o cualquier lugar de la quinta sección, vas a llegar una hora y media tarde porque el auto irá a paso de hombre debido a que las calles están ocupadas por el torturante desfile de gente que, a pesar de que hacen menos 450 grados bajo cero, se va estoicamente de picnic al parque, abrazados, y cantando “un amigo es una luz, brillando en la oscuridad”

6- Debido a todos los puntos esbozados anteriormente, cuando caes finalmente a la juntada te das cuenta de que no solo vos, sino tod@s han llegado con una dosis muy alta de idiotez y embole –han vivido todo lo antes detallado-. Ese fastidio muchas veces es el puntapié inicial que da paso a la apertura de la caja de Pandora: esas cositas guardadas, esas broncas antiguas, esos reproches atragantados del pasado… trapitos al sol que salen a la luz y, en vez de reparar, profundizan las diferencias. Dardito va, dardito viene, algunos se van menos amigos que antes.

“La verdad es que la mayoría de la gente se junta el día del amigo con personas con la que en el pasado compartió determinados momentos, pero no ve casi nunca. Ponete a escuchar los diálogos de las mesas, el día del amigo: ‘¿Qué tal el estudio?’ ‘¿Estás laburando?’ ‘¿Te casaste?’ ‘¡Así que tuviste un nene!’… si fueran amigos en serio no sería necesario forzar conversaciones ridículas y hacer preguntas cuya respuesta obviamente sabrías si la relación fuera cercana. Debería llamarse el ‘día del conocido’”, me dice justamente una amiga, copa de Cabernet Sauvignon mediante.

Otra de las que compartían el vino también quiso opinar:

No soporto el día del amigo. Para empezar, en general me molestan las demostraciones de cariño excesivas en público. Toda esa cosa bala de los abrazos, los 'Te quiero mucho' y los besuqueos –sobre todo ahora, con la gripe A- me ponen loca. ¡Habrase visto, andarse chupeteando en honor a la amistad! Igualmente reconozco que en esto la rara soy yo.

Vayamos a cosas más normales: me fastidia que exista una obligación tácita de hacer algo. ¿Qué sabés si con mis amigos -los posta, no los truchos, los compañeros de laburo, los friends of the moment- no hice algo ayer, o lo voy a hacer mañana? Justo hoy me quiero quedar en pijama mirando La Guerra de las Galaxias por decimoquinta vez. Sin embargo… ¿Cóoooooooomo no vas a salir, si es el día del amigo? O sea, sos un forro, un antisocial, o un rata que no quiere gastar plata.

Como me contaste que ibas a empezar la columna hablando de lo ridículo que es festejarlo cuando el hombre llegó a la luna, te dejo mi aporte: Si este día es un invento argentino… ¿No lo podían hacer en primavera o verano, en honor a alguna otra cosa? Digo, así por lo menos podríamos salir sin sufrir hipotermia, ¿right?

Igualmente creo que lo mas patético son los mensajitos en la radio. Muero de odio con las frasecitas cursis, pero sobre todo cuando escuchás a personas que le dedican temas a sus parejas porque son “sus mejores amigos”. ¡¡¡O sea, hello!!! ¿Qué tiene en la cabeza esa gente, empedernida en transformar un día que supuestamente es sobre otro tipo de amor, en un fucking San Valentin Bis?

Para terminar

Evidentemente se trata de una fecha comercial. Pero la excusa de celebrar al amigo le da cierto encanto, el toque necesario de emotividad que la convalida.

Comparto el mail que me mandó uno de mis mejores amigos el año pasado, y que lo guardé porque refleja casi exactamente lo que siento en esta fecha -y pido disculpas desde ya por el lenguaje soez, pero va textual-:

Querido (si.. a vos):

Quiero empezar este mail divague diciendo que realmente no me importa si es el día del amigo. ¿Qué corno es el día del amigo? ¿A quién se le ocurrió? ¿A una empresa para vender más cerveza en invierno? ¿A una telefónica para vender paquetes de llamadas por 10 pesitos?

No me vengan con la huevada esa de la llegada del hombre a la luna, sino el día que manden a un pobre tipo a Marte ¿el día de que va a ser? vayamos pensando desde ahora ¿o lo van a hacer llegar justo un 20 de julio asi no tenemos que pensar?

No me importa si es el día del amigo. Si por ser el día del amigo tengo que obligatoriamente recordar a toda la gente que quiero… ¿Entonces quiere decir que un día que no sea el del amigo puedo olvidarme de ustedes?

Eso sería como si todos los días que no son el de la mujer, puedo mandarlas a lavar los platos. O como si todos los días que no son el del niño, puedo gritarles o ignorarlos. Acaso los días que no son el día del animal… ¿puedo salir a patear gatitos? ¿Puedo ser un amargo y caracúlico total las 51 semanas que no son “la semana de la dulzura”?

No me importa el día del amigo. Me parece un día prefabricado, una boludez mas para obligarnos a encontrarnos (a consumir lo que a la publicidad se le antoje), a mandar tarjetas (bueno.... mails o sms, nadie manda tarjetas ya), a ponernos histéricos y a gastar todo el crédito para decirnos "feliz día".

¿Día de qué? si hoy es el día del amigo, entonces mañana no lo es. Tenemos un día del amigo y 364 días que no. En una de esas es por eso que estamos como estamos ¿no te pusiste a pensarlo?

No me importa el día del amigo, pero sí me importan mis amigos. Así que este mail es para decirte... ¡¡¡FELÍZ DÍA!!! (y me cago en la contradicción). Pero feliz día para hoy, o mañana, o cuando se te cante, o todos los que quieras de acá a fin de año, o hasta siempre.

Porque los amigos, son lo más. Y vos, sos lo más.

Y como me cago en la contradicción, seguro que el 20 de julio o por sus alrededores, encontraremos un lugar para vernos… como nos vemos todas las semanas, desde hace años. Un abrazo grande.

Quiero aclararles, sobre todo a la gente de la Sociedad Protectora de Animales, que mi amigo es muy irónico, y que no va a aprovechar que no es día del animal para salir a patear gatitos. Lo que sí, lamentablemente es un amargo. Aún durante la semana de la dulzura.

POR: Federico Croce en Twitter: @FedericoCroce. MDZ
ARREGLOS FOTOGRAFICOS: ALBERTO CARRERA

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